top of page

Cuando el corazón aprende a ver lo que Dios hace

  • Foto del escritor: Tesoros en el cielo
    Tesoros en el cielo
  • hace 4 días
  • 4 Min. de lectura

Lectura bíblica: Salmos 103:2


Eladio siempre había recibido muchas bendiciones cada día, pero realmente no las notaba. No porque fuera malo… sino porque, como muchos, se acostumbró a lo cotidiano.


Si despertaba bien, lo veía normal. Si comía, lo veía normal. Si alguien lo ayudaba, lo veía normal. Si algo salía bien, decía:


—Era lógico que pasara.


Poco a poco, su corazón comenzó a llenarse de exigencias y no de agradecimiento. Siempre veía lo que faltaba, lo que todavía no tenía, lo que otros sí lograban…y lo que él pensaba que merecía más.


Un día tuvo una discusión con un familiar porque se molestó por un detalle mínimo. Usó palabras duras, levantó la voz y luego se encerró en su cuarto, molesto.


Horas después, esa misma persona se acercó, tocó la puerta y le dijo con calma:


—¿Puedo decirte algo, Eladio?


Él asintió, aún tenso.


—Te he visto triste últimamente, irritado, inconforme… ¿Qué está pasando?


Eladio no supo qué responder. Solo dijo:


—Es que siento que nunca es suficiente… que siempre falta algo.


La persona se sentó a su lado y con mucha sabiduría le dijo:


—¿Sabes qué pasa cuando dejamos de agradecer? Nuestro corazón se nubla. Ya no vemos lo que tenemos, solo lo que creemos que nos falta. Y cuando olvidamos agradecer, también olvidamos reconocer a Dios.


Luego tomó una Biblia, la abrió y leyó con voz suave:


“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.” —Salmos 103:2


Esas palabras entraron directo al corazón de Eladio.


La persona continuó:


—Dios te ha sostenido todos estos años. Te da vida cada mañana. Te guarda cuando ni lo notas. Te regala oportunidades, personas, provisión, fuerza… Pero cuando solo ves lo que no tienes, pierdes la capacidad de ver Su mano. La gratitud no solo es decir “gracias”; es abrir los ojos al amor de Dios.


Eladio sintió un nudo en la garganta.


Esa noche, acostado, comenzó a recordar detalles que nunca había valorado:

La salud que sí tenía. La comida que nunca faltaba. La gente que lo amaba. Las puertas que Dios había abierto. Las veces que Dios lo cuidó sin que él se diera cuenta.


Sin poder evitarlo, sus ojos se humedecieron.


Con sinceridad oró:


—Señor… perdóname por olvidar tus bendiciones. Enséñame a agradecer de verdad. En el nombre de Jesús, amén.


A la mañana siguiente, algo cambió. No el mundo… sino su corazón.


Al despertar dijo:


—Gracias, Señor, por la vida.


Al desayunar dijo:


—Gracias, Dios, por este alimento.


Cuando alguien lo saludó, en lugar de una respuesta fría, dijo:


—Gracias por tu cariño.


Cuando vio algo que le faltaba, en lugar de quejarse, decidió decir:


—Gracias, Señor, por lo que ya tengo. Sé que tú proveerás lo demás.


Y cada agradecimiento era como una luz nueva dentro de él.


Con los días, descubrió algo transformador:


La gratitud no cambia tus circunstancias…cambia tu corazón para ver a Dios en ellas.


Comenzó a ser más amable. Más atento. Más paciente. Menos enojado. Menos frustrado.


La queja perdió fuerza. La paz creció. La alegría regresó.


Un domingo, en la iglesia, escuchó algo que marcó su vida:


“La gratitud es recordar lo que Dios ha hecho; la queja es olvidar lo que Dios ya te dio.”


Y en ese momento, Eladio entendió que la gratitud no es una emoción… es una decisión.


Es decidir ver la mano de Dios donde antes solo veía rutina. Es reconocer que cada día es un regalo. Es vivir consciente de que todo lo bueno viene del Señor.


Desde entonces, cada noche, antes de dormir, hace lo mismo:


Cierra los ojos y dice:


—Señor, gracias por TODO lo que hiciste hoy… incluso por lo que no vi.


Y así, Eladio aprendió que un corazón agradecido no depende de la situación…sino de Dios.


Pregunta a tus hijos cual es la enseñanza que aprendieron hoy...

Enseñanza de hoy: Un corazón agradecido reconoce la fidelidad de Dios.


  • ¿Piensas más en lo que falta que en lo que Dios ya te dio?

  • ¿Agradeces por las cosas pequeñas de cada día?

  • ¿Tu corazón está más lleno de gratitud… o de quejas?

  • ¿Has reconocido hoy al Señor por Sus bendiciones?


Hoy aprendimos que la gratitud no es solo decir “gracias”, sino reconocer con el corazón que cada detalle bueno viene de Dios. La gratitud abre nuestros ojos para ver Sus bondades, limpia el corazón de la queja y nos recuerda que no vivimos por nuestras fuerzas, sino por Su fidelidad. Cuando agradecemos, honramos a Dios, fortalecemos nuestra fe y llenamos nuestra vida de paz y gozo. Un corazón agradecido no se enfoca en lo que falta, sino en lo que Dios ya ha hecho. La gratitud transforma, sana y acerca el alma a la presencia del Señor.


 🎯 Reto de hoy:

Escribe 7 cosas por las que estás agradecido hoy.

Aun si parecen pequeñas.


Luego ora diciendo:


“Señor, gracias por tu fidelidad en cada detalle.”


Recuerda esto:

La gratitud ilumina.

La gratitud sana.

La gratitud fortalece.

La gratitud honra a Dios.

Un corazón agradecido nunca vive vacío.


Versículo clave: Salmos 103:2

Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.


Es Hora de Orar...


🌈✨ ¿Te gustaría ir al cielo… pero no sabes cómo? ✨🌈


 ¡Tenemos una buena noticia para ti!

 Dios te ama y quiere que estés con Él para siempre.

 Descubre el camino con nosotros paso a paso. 🚶‍♂️🚶‍♀️💖



Beto Cristiano
Beto Cristiano

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
A su tiempo… no antes

Lectura bíblica: Eclesiastés 3:1 Ramiro veía que muchos jóvenes de su salón ya estaban en noviazgo. Algunos presumían en redes, otros se daban regalos, y parecían estar viviendo la mejor etapa de sus

 
 
 
La fuerza de un corazón disciplinado

Lectura bíblica: Proverbios 20:13 Román siempre había sido responsable, pero había un problema que se repetía casi todas las mañanas: levantarse temprano para ir a la escuela. No importa cuántas veces

 
 
 

Comentarios


Desde nuestro ministerio familiar, trabajamos con amor para ayudarte a crecer espiritualmente.

¡Dios te bendiga y te acompañe en cada paso!

Contacto

c8748cef-fdad-4835-8d22-6a680b4a8076.png

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
(Proverbios 22:6)

bottom of page